Recuerdo que, cuando anunciamos que nos casábamos, todo el mundo me advertía… “ya verás cuando entres en el último mes, no pararás y estrés total”. Bien, en mi caso particular, tengo que decir que está cumpliéndose esa predicción rigurosamente, pero, curiosamente, no debido a la boda, sino a la acumulación de tare
Pero bueno, ya he conseguido cerrar la mayoría de temas importantes, y creo que en las dos semanas que quedan podré centrarme un poco más en algunos detalles de nuestro evento que aún tenemos pendientes de resolver.
Esta introducción os ayudará a entender el título de este post. Y es que hace 10 días pasamos el fin de semana en Benidorm, por cortesía de nuestra empresa de organización de bodas Ensueño Bodas, que nos obsequió con una reserva a pensión completa en el Hotel Madeira.
Pero sin duda, lo que más nos ayudó en nuestro proceso de rejuvenecimiento fue el momento en que entramos por primera vez al comedor del hotel. A los pocos instantes de entrar en el salón (y por supuesto después de observar lo que había de comer en el buffet), una extraña sensación recorrió todo mi cuerpo. De pronto me sentía como si formase parte
Tan sólo estropeó un poquito el finde una “grata” compañía en la habitación contigua. El subser que la poblaba se dedicaba a jugar con su coche teledirigido por el pasillo del hotel de madrugada, golpeando con él las puertas de todas las habitaciones. El respeto es una cualidad en vías de extinción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario