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martes, 12 de agosto de 2008

Bienvenida

A principios de los 70, Sean Connery anunció que nunca jamás volvería a interpretar a James Bond, el famoso personaje de Ian Fleming. Sin embargo, tras deambular por diversas producciones durante esa década, en 1983 se enfundó de nuevo el traje del agente secreto más famoso de la historia del cine en Never Say Never Again (título en honor a su afirmación de años antes).



En enero de 1999, y tras ganar seis anillos de la NBA, Michael Jordan anunció su segunda retirada como jugador profesional de baloncesto. Al ser interrogado en la rueda de prensa de despedida sobre la posibilidad de un tercer advenimiento (Jordan ya se había retirado por primera vez en 1993 para dedicarse al beisbol, y había regresado a los 18 meses), Mike respondió que existía un 99,9% de probabilidades de que no lo hiciese. Pese a esas palabras, el 25 de septiembre de 2001, pocos días después de los trágicos atentados del 11-S, el 0,1% se transformó en realidad, y Jordan pasó a enfundarse la camiseta de los Washington Wizards durante dos temporadas más.



Existen muchos más casos de este tipo, la vida cotidiana está repleta de ellos. Y bueno, debo afirmar que he decidido unirme al selecto grupo de los que cambian de opinión, rectifican, recogen unas cuantas palabras vertidas durante los años previos, se hacen un bocata con ellas y se las comen con patatas. Sí, me caso; o mejor dicho, Marta y yo nos casamos, porque esto es cosa de dos.

Alguno podrá pensar, leyendo el título de este blog, que existe un cierto matiz de obligación en esta decisión, o que me pueden haber apretado las clavijas. Nada más lejos de la realidad. El domingo 18 de marzo de 2007, tras asistir a una de las últimas funciones del musical Mamma Mia en Madrid, durante una íntima cena en el Hotel Abba Castilla Plaza, saqué un bonito anillo del bolsillo derecho de mi chaqueta, lo puse sobre el tapete y, mirando a Marta a los ojos, pronuncié las palabras mágicas. Bueno, lo cierto es que las tuve que repetir hasta despertarla de su estado de shock e incredulidad, y obtener una respuesta afirmativa :-). Ese día nuestro amor quedó sellado para siempre. Creo que ninguno de los dos olvidaremos aquellos momentos.

Sin embargo hemos estado bastante atareados durante el último año, firmando nuestras respectivas hipotecas y amueblando nuestros pisos. Así que, pese a que aquel día tomamos la decisión de casarnos, y hacerlo en sociedad junto a nuestra familia y amigos, no hemos podido ponernos manos a la obra hasta hace un par de meses. Y claro, una vez decididos a entrar por el aro de la ceremonia tradicional, nuestra intención es pasárnoslo lo mejor posible.

Con ese objetivo nace este blog, en el que Marta y yo buscaremos desmenuzar cada uno de los aspectos de nuestra boda desde las diferentes perspectivas que se nos vayan ocurriendo. Aunque ambos aportaremos nuestro granito de arena, creo que yo me voy a entretener especialmente, y vosotros leyéndome. Existen demasiados detalles de estos improvisados y baratos eventos que conviene comentar/desglosar/razonar como para que yo mantenga mi vena analítica en paro.

Además también nos servirá como lugar de encuentro, en el cual nos podréis conocer un poco más a los dos. Os animo a participar en todo aquello que os resulte interesante. Un abrazo a todos.

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