Heidelberg y Estrasburgo

Llevamos más de dos semanas sin intervenciones, pero la verdad es que la entrega de invitaciones está consumiendo todo nuestro tiempo libre. En mi caso concreto, aunque me está suponiendo un esfuerzo extra, quedar con muchos amigos que hacía tiempo que no veía está siendo muy gratificante. Aún así, tal y como comentaba Marta en el post anterior, aún me quedan algunas invitaciones por repartir. Espero acabar la semana próxima.

Mientras hicimos un paréntesis, y disfrutamos de una micro-visita a dos ciudades europeas hace 2 fines de semana. Aprovechando que nuestro buen amigo Félix (seguidor incansable de este blog) se encuentra haciendo una estancia laboral en la gélida y nevada Heidelberg, aprovechamos Marta y yo, junto a Javi, Elena y María, para hacerle una visita de fin de semana.

Tomamos un vuelo de Ryanair el viernes por la tarde desde Alicante hasta Karlsruhe en Alemania. De ahí cogimos un coche de alquiler hasta Heidelberg, que estaba nevada y en torno a los cero grados centígrados. Esa noche ya nos tuvimos que calentar tomando alguna cervecita y, cómo no, alguna que otra salchicha alemana.

El sábado lo aprovechamos para visitar, guiados por Félix, la ciudad de Heidelberg. Hay fotos para imprimir varios libros. Por la tarde acudimos a su castillo y terminamos cenando en un mítico lugar, cuyo nombre no recuerdo, pero sí sus delicias culinarias. ;-)

El domingo abandonamos a Félix para ir a visitar la ciudad de Estrasburgo, ubicada dentro de la región de Alsacia en la frontera franco-alemana. Pese a que no tuvimos suerte con el tiempo, ya que llovía a rachas, pudimos disfrutar de la belleza de todo el casco antiguo, incluida su catedral de estilo gótico.

Por la noche tomamos el vuelo de vuelta, no exento de sorpresas. Cuando acabábamos de pasar todos el control de equipaje de mano (después de problemas varios para no pasarnos del peso permitido en las maletas), se produjo una alarma y desalojo completo del aeropuerto. Todos corriendo bajo la lluvia. Aún nos queda la duda de si se trató de un simulacro o fue un aviso real, el caso es que nos provocó un poco de ajetreo, y después, repetición de la jugada.

Fue una de las anécdotas del viaje, que tuvo otras muchas. Lo pasamos realmente bien. Os dejamos algunas fotos de recuerdo.