Una semana decisiva (III)

El día de Reyes fue un día de reflexión. Marta estaba en Valencia, y yo en Murcia disfrutando de mi último día de vacaciones, así que decidí dedicarlo, además de a ordenar la mesa del despacho, a reflexionar sobre los posibles viajes y sobre la elección de mi traje de novio.

La realidad es que hasta ese momento no estábamos encontrando lo que queríamos, las fechas se empezaban a echar encima, y en algunas de las agencias ya nos estaban indicando que algunos vuelos empezaban a escasear. Dos meses antes parece mucho, pero en viajes de este tipo, y si no te basta con el paquete ofertado, no es tanto tiempo. El mayor problema suele ser encajar la disponibilidad de vuelos.

Marta y yo estuvimos hablando por teléfono esa noche, y concretamos varios mínimos para intentar no volvernos locos. Lo primero que el viaje no lo podíamos iniciar en domingo, sino en lunes. Lo segundo que el tour tenía que ser en español (pensando sobre todo si elegíamos la opción de Australia). Y tercero, buscar un itinerario que no nos obligue a viajar día sí día no durante todo el viaje. Parece simple, pero de eso nada…

En cuanto al traje de novio, en los días previos había recopilado dos catálogos diferentes de 2 tiendas especializadas. Después de estar echándoles un vistazo me atrajo más el de Protocolo Novios, donde además me habían dado un muy buen trato las dos veces que había entrado a preguntar.

En concreto, en su catálogo, vi 3 trajes que me gustaron especialmente. Un primero, denominado Tula Granate, un segundo denominado Tomsk de tonos más clásicos, y por último uno denominado Begorod Negro con complementos en color lila. Hubo otros que también me gustaron, pero por alguno tenía que empezar. Así que fijé en mi calendario el jueves (2 días después), para ir a probarme distintas opciones y elegir.

Intenté no acostarme muy tarde, pero el desajuste horario ya era dramático por entonces. Al día siguiente empezaba a trabajar y me esperaba un día importante. Por la tarde iba a tener que seguir buscando presupuestos de viajes y además tenía cita para que me expidiesen el pasaporte. Pese a todo, no había quien me durmiera.

Así que sobre las cinco y media de la mañana decidí que lo mejor era levantarse, ducharse y comenzar el día.

Continuará…